Desde la prehistoria el ser
humano ha tenido la necesidad de comunicarse corporalmente, con movimientos que
expresaban sentimientos y estados de ánimo. Estos primeros movimientos rítmicos
sirvieron igualmente para ritualizar acontecimientos importantes. En principio,
la danza tenía un componente ritual, celebrado en ceremonias de fecundidad,
caza o guerra, o de diversa índole religiosa, donde la propia respiración y los
latidos del corazón sirvieron para otorgar una primera cadencia a la danza.
El ballet surgió en la Italia del
Renacimiento (1400-1600). Pero fue en Francia durante el reinado de Louis XIV,
apodado Rey Sol, donde surgió la
necesidad de la profesionalización y, por esta razón, en 1661 se creó la primera escuela de danza: “Académie Royale
de la danse”.
El objetivo del ballet de esta
época era el entretenimiento de la aristocracia y los bailarines solían llevar
disfraces y trajes acordes con la acción y con la época.